María Julia Bearzi, de Endeavor, señala que con menos dinero disponible, los inversores priorizan proyectos con buenas métricas. Asegura que a pesar de la coyuntura local, los emprendedores argentinos tienen una enorme oportunidad porque están acostumbrados a "encontrarles la vuelta" a las crisis.
"Hoy el profit es todo", resume el cambio de época María Julia Bearzi, directora Ejecutiva de Endeavor, la organización que desde hace 25 años apoya a emprendedores a escalar sus compañías y potenciar su impacto.
Atrás quedaron los primeros años pospandemia en los que los fondos de venture capital invertían sumas millonarias en emprendimientos de toda la región. Con menos dinero disponible, los emprendedores que quieran cerrar una ronda tienen que hacer foco en hacer rentable su negocio y tener las cuentas sanas.
"Hay menos dinero y entonces esos fondos se han puesto más selectivos en el momento de invertir. Se pasó a priorizar la eficiencia por sobre la velocidad del crecimiento", agrega.
-El ecosistema está pasando un momento complicado, con crisis en el financiamiento. Hay menos fondos que hace un par de años, pero a pesar de esto siempre hay nuevas ideas y siempre gente que aparece con proyectos y con empresas que buscan crecer.
-La verdad es que sí y hay de todo positivo y optimista para contar. Este año estamos celebrando los 25 años de Endeavor Argentina, así que son muchísimos años contribuyendo al fortalecimiento del ecosistema. Yo, además, estoy cumpliendo 20 años en Endeavor este año, así que también son un montón de años entendiendo las lógicas del desarrollo emprendedor en la Argentina. No podemos desconocer ni hacernos los distraídos respecto de que la coyuntura está superdifícil, sobre todo en Argentina. Pero siempre me gusta pensar para adelante y pensar de manera optimista. Y me remito a los datos. Empresas como Globant o Mercado Libre se forjaron a la sombra de la crisis del 2001. Entonces, veo que hay posibilidades de generar iniciativas a pesar de los contextos adversos. Incluso de empresas que puedan crecer hasta las valuaciones de mercado que tienen estos dos ejemplos. Y desde 2001 a esta parte hemos ido sufriendo los ciclos de la economía Argentina. No es que ha habido años largos de bonanza, pero los emprendedores argentinos son resilientes. Es un poco trillado decirlo, pero yo creo que siempre le encuentran la vuelta al contexto.
-Una de las de las características que tienen el ecosistema argentino es que aparecen empresas con gran potencial. Hay 12 unicornios, que es un número mayor al de Brasil o México o, incluso, al de economías más desarrolladas como España. ¿A qué lo atribuís?
-Mirá, yo creo que justamente hay dos cuestiones. Por un lado veo un mercado muy chico que obliga a los emprendedores a pensar en grande desde el primer momento. Desde el PowerPoint los emprendedores piensan que su mercado está mucho más allá de la Argentina. Es algo que nosotros siempre recomendamos sobre la base de ver los casos de éxito. Ese comportamiento es el que funciona: pensar ideas en grande, pensar que el mercado es mucho más que la Argentina, que el mercado tiene que ser la región o incluso el mundo, por supuesto. Y ese mercado chico, creo, pesa más que la que las crisis y que los ciclos coyunturales en el momento de pensar iniciativas o propuestas de índole global. Obviamente, la base tecnológica también es un habilitador para poder salir rápidamente, cruzar las fronteras y el mercado local es un buen lugar para hacer las pruebas de concepto, para hacer para validar hipótesis.
María Julia Bearzi, directora ejecutiva de Endeavor
Y después está el mindset del emprendedor argentino, las características que lo definen, que tienen que ver con la capacidad de adaptación más que con la resiliencia. Pueden adaptarse a contextos difíciles, a contextos que cambian y eso los ha preparado mejor que a otros para poder jugar el partido regional o global. Hoy venimos de unos años que yo llamo como la primavera del venture capital, con grandes inyecciones de capital en la pospandemia. En el año 2018, según un estudio de Mckinsey sobre las startups de América latina, se invirtieron en startups de base tecnológica de la región u$s 3000 millones. Y en ese momento había en América Latina nueve unicornios, cuatro de los cuales cinco eran argentinos. Tres años después el monto de las inversiones había subido a u$s 18.000 millones de dólares y pasamos de nueve a 34 unicornios, 12 de los cuales eran argentinos. Estos números son bastante elocuentes. Hoy estamos en un momento que los fondos de venture capital llaman como "momento de autocorrección". Algunos sectores hablaban en algún momento de del invierno de venture capital. Ellos-y yo también- prefieren hablar de un momento de ajuste y de autocorrección. Obviamente hay menos dinero y entonces los fondos se han puesto más selectivos en el momento de invertir. Hoy se están priorizando inversiones en empresas con métricas sanas. Se pasó a priorizar la eficiencia por sobre la velocidad del crecimiento y se pone el ojo en negocios rentables. Hoy el profit es todo.
-Buscan empresas que sean rentables o que al menos estén en breakeven...
-En breakeven y que muestren sustento y solidez. Pero no sólidas respecto de lo grandes que sean, sino de que muestren métricas que estén indicando que va a ser un camino sustentable en el corto plazo. Eso ha cambiado el paradigma.
-¿Qué pasa con los emprendimientos que están buscando financiamiento, pero que todavía no tienen la madurez suficiente en el negocio como para estar cerca del breakeven?
Ahí hay que ajustarse el cinturón y hacer los deberes para llegar más rápido. Ya no pueden esperar que venga el dinero, que llueva el maná del cielo. Tienen que poner el foco en en la salud del negocio. Eso es lo que hoy están mirando y priorizando los los inversores.
Mirada rigurosa
-Es un cambio de mentalidad para para los emprendedores porque estaban acostumbrados a una plaza de capitales mucho menos rigurosa.
-Sí, pero la capacidad de adaptación del emprendedor hace que rápidamente pueda autocorregir. De febrero a hoy hay ocho compañías de la red Endeavor que levantaron capital en interesantísimas rondas y todas en distintos estadios de desarrollo. Seguimos siendo, digamos, una plaza interesante. Yo creo que para que la Argentina se convierta finalmente en un hub de emprendimiento y tecnología de la región el próximo Gobierno debería ajustar las variables macro y crear un contexto más favorable y para realmente explotar todo este potencial.
-¿El contexto del país dificulta el surgimiento de más emprendimientos? ¿Cómo hace el que tiene una idea para empezar y no naufragar?
-Para mí la clave es tener una base tecnológica, porque te permite escalar rápidamente, y pensar en un negocio exportable. Tu mercado es el mundo o, al menos, la región. Tu mercado no es ni tiene que ser únicamente la Argentina. Por eso hay que pensar en los desafíos que tiene la región y cómo a través de la tecnología pueden ser solucionados. Se puede empezar y validar acá. La Argentina es un buen mercado para validar hipótesis, para hacer pruebas de concepto. Esas son como las recomendaciones, que, además, te van a hacer mucho más atractivo para los inversores. Seguimos siendo un mercado muy interesante respecto del talento emprendedor. Creo que a pesar de las dificultades del contexto, la Argentina tiene una gran oportunidad.
Solucionar los problemas de la región
-¿Qué tecnologías están mirando están mirando los inversores?
-Están enfocados en aquellas tecnologías que estén en función de resolver desafíos y problemas de gran impacto, con las fintech o las healthtech. En agro tenemos mucho lugar para hacer pruebas de concepto local y expandir a Brasil a Estados Unidos. Creo que la cosa va por ahí y la biotecnología, que es un espacio que además puede cruzarse con este sector también. Estamos viendo innumerables proyectos de esta naturaleza en la Argentina, proyectos como Puna.Bio.
Nosotros asumimos esa responsabilidad de tratar de inspirar a las próximas generaciones. La Argentina necesita muchos más emprendedores y también necesitamos de la ciencia. Hoy mucha gente joven que ya empieza a estudiar estas STEM no solo para escribir papers, sino también para ver cómo la ciencia aplicada puede cambiar realidades. Y esto es justamente lo que estamos viendo en el espacio biotech.
La Argentina tiene 12 unicornios y lo interesante, más allá del mote de fantasía, es que son empresas que existen, son reales, generan empleo, generan innovación y lo más importante, son faros para la próxima generación. Son ejemplos lindos de contar y felizmente todos esos emprendedores tienen este compromiso asumido. Comparten su historia, cómo lo hicieron y cómo llegaron con audiencias masivas.
-De tu experiencia de 20 años en Endeavor, ¿qué crees que distingue a los emprendedores argentinos de respecto de otros de de la región?
-Tienen buena formación académica. Hay algunos que están formados afuera, sin duda, pero hay una buena formación académica local, complementada en algunos casos con experiencias en el exterior. Pero después está la capacidad de leer el contexto y de adaptarse. El gen emprendedor habla de eso, de no bajar los brazos ante las vicisitudes del contexto y de buscarle siempre la vuelta en términos positivos. Y también tener la capacidad de armar equipos. Eso también es interesante de aprovechar el talento local, la capacidad de atraer talento exterior cuando no lo pueden tener el local.
Yo soy una convencida de que hay una gran oportunidad para la Argentina. Ojalá que en este cambio de época que se avecina se tenga en cuenta a la fuerza emprendedora y a la industria del conocimiento como un motor de desarrollo para nuestro país. Ojalá que así sea. Nosotros vamos a ocuparnos por lo menos de poner sobre la mesa del próximo del próximo presidente la relevancia y la importancia de este sector como un motor de desarrollo para nuestro país.
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