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Derribando los mitos de emprender, con Martín Migoya




El fundador y CEO de Globant, emprendedor apasionado, sembró verdades en la Experiencia Endeavor Córdoba y dejó un mensaje de esperanza.


Allá lejos y en el tiempo, por el 2003, Martín Migoya y tres amigos se juntaban en un bar del microcentro de la ciudad de Buenos Aires a soñar. De esas charlas salió una misión, escrita en una servilleta: “Vamos a desarrollar este negocio para vender en Estados Unidos y en Europa”.


Hoy, 20 años después, ese sigue siendo el business plan, pero ahora de una empresa con presencia en 25 países, 65 sedes, las marcas más grandes del mundo como clientes y aún más objetivos por delante. Pero Migoya sigue siendo ese emprendedor soñador, solo que con bastantes años de experiencia en su espalda.


En esta línea compartió su sabiduría y rompió con algunos mitos que circulan en el mundo emprendedor:


Mito 1: Es necesario tener una gran idea para emprender.

“La idea es 10%, la ejecución el 90%”, sentenció Migoya.


Mito 2. No se puede emprender con amigos.

Sí, se puede. “Pero solo es posible si las personalidades de tus amigos son complementarias y no iguales”, aclaró.


Mito 3. Es necesario tener mucho dinero para arrancar.

“No. Conozco emprendedores que están emprendiendo con cero, que tienen una buena idea que quieren llevar a la práctica, que aspiran a cambiar al mundo”, contó Migoya.


En este sentido, explicó que en Argentina hay muchos fondos de seed capital a los que recurrir. Y advirtió: “No se invierte en la idea o en la ejecución -obviamente que la idea tiene que ser grande y la ejecución va a ser muy incipiente-, pero se invierte en el equipo”.


Mito 4. Los emprendedores emprenden para no tener jefe.

“Jefes siempre existen. Si no es tu jefe, es tu cliente. Así que eso es una aberración total”, afirmó el CEO de Globant.


Mito 5. El éxito de un emprendimiento se mide solo por el dinero que se gana.

“Definitivamente, no. Y cualquiera que lo vaya a hacer así, empieza perdido”, explicó Migoya. Y aclaró que buscar dinero es un objetivo válido, pero el impacto será mucho menor. La clave es que los emprendedores se pregunten qué quieren cambiar del mundo. Si tienen esa respuesta clara, podrán convertirla en un propósito de lo que quieren hacer más adelante.


Mito 6. Los emprendedores son personas con habilidades especiales que no cualquiera puede tener.

“Falso. Los emprendedores somos personas normales que hace 20 años estaban sentados ahí abajo. Somos personas que sufrimos, que nos va mal, que nos va bien. El 80% de las cosas que intentamos la pifiamos, y hay un 20% que hacemos bien. Pero cada vez que hacemos una bien, avanzamos más de lo que retrocedemos con el otro 80%”, analizó.


“No se trata de magia, de ser un superhéroe o de ser súper inteligente. Se trata de ser súper concentrado, súper eficaz con lo que uno hace, ser súper enfocado en lo que querés hacer y de poder soñar muy en grande. Sobre todo, se trata de divertirse mucho haciendo lo que hacés”, completó Migoya.


Mito 7. Hay que ser experto en todos los aspectos del negocio.

No, para eso está el equipo, aclaró el fundador de Globant.


Mito 8. Los emprendedores tienen que tener un producto o servicio único para tener éxito.

“No necesariamente. Yo creo que la unicidad se demuestra en el tiempo”, comenzó Migoya. “Cuando yo empecé, había mil compañías que hacían lo que hacíamos nosotros, pero con el tiempo fuimos entendiendo dónde ser distintos, y ese tiempo nos ayudó a poder refinar nuestra propuesta de valor y nos ayudó a ser distintos”, recordó.


¿Qué hace falta ahora y qué viene en el futuro?

Algunos “mitos” no fueron totalmente derribados por Migoya. Acerca de si los emprendedores tienen que trabajar en un campo que les apasione para tener éxito, contestó que eso es “totalmente verdad”. Lo mismo pasó cuando le preguntaron si los emprendedores tenían que ser grandes vendedores, a lo que contestó: “Un poquito. Algo hay que vender, ¿no?”.


De cara a los emprendedores del futuro, el fundador dijo que lo que le daba esperanza era ver la cantidad de gente que asiste a las experiencias Endeavor. Y, para cerrar, lo unió todo a la enorme pasión argentina que es el fútbol: “Me genera esperanza que quizás los argentinos hayamos aprendido después de nuestro último campeonato mundial que la respuesta es el trabajo, el sacrificio, la meritocracia. No hay atajos para llegar a donde uno quiere llegar. Me da esperanzas que ese perdón que le tuvimos que hacer a Messi después de haber perdido tantas copas haya sido como una especie de perdón a nosotros mismos, para decir dónde está el camino”.

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