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Trilogía básica para emprendedores

Son tres las preguntas que deben realizarse quienes deseen emprender su propio proyecto. Si bien las fórmulas mágicas no existen, te acercamos tips para no pasar por alto.



Nada se realiza de un momento para otro, y son muchas las decisiones complejas que deben llevar a cabo los emprendedores, muchas veces con miedo (aún los más exitosos) pero teniendo un background poderoso que les da la información.

Por ello a la hora de tomar decisiones difíciles es bueno tener en cuenta algunos aspectos, ya que si la persona se siente segura antes de tomar cualquier camino, evita dudar de su decisión y de autosabotear su compromiso y resultados.

Por ello hay tres preguntas que hay que hacerse antes de tomar cualquier decisión difícil para discernir lo que nos puede llevar hacia una dirección, y ver si se terminará en el lugar al que realmente se quiere ir.


¡Preguntate!


1. ¿A dónde voy?



Pasa muy seguido que los emprendedores se ponen objetivos o resultados, pero nunca se preguntan por qué. Desempacar tu decisión y analizar realmente la forma en la que te impulsará o completará es fundamental para tu paz a largo plazo. Discernir la forma en la que esta decisión te hará sentir a la larga influirá en si tu camino es ameno o doloroso. Así que preguntate: ¿A dónde voy? ¿Por qué quiero ir ahí? ¿Quién o qué me está llevando en esta dirección? ¿Cómo quiero ir por este camino?

Correr "de" es diferente a correr "hacia". La primera es un enfoque negativo, la segunda tiene un enfoque positivo y hacia adelante.


2. ¿Estoy tomando la decisión desde un lugar de miedo o de fe?


Cuando tomás decisiones desde un lugar de miedo, podés estar limitando las oportunidades y posibilidades, y truncando los resultados. Cuando operamos desde el miedo, intentamos controlar y forzar los resultados. Irónicamente, forzar las soluciones sólo crea más tensión y resistencia, mientras que ir con la corriente genera espacio para más posibilidades. Para dejar de lado tus miedos, pregúntate: Si reemplazara mi miedo por fe y mi preocupación por calma y certeza, ¿que haría o diría? ¿Qué podría cambiar antes de comprometerme con algo? Si reemplaza mi miedo con fe y mi preocupación con calma y certeza, ¿hacia qué decisión me inclinaría?

La fe requiere rendirse, dejar ir y soltarle la cuerda a la creencia de que debes controlarlo todo. Paradójicamente, la fe en vos mismo significa que si tomas una decisión que te lleva a consecuencias involuntarias, te podés dar el respiro de saber que tomaste la mejor decisión en el momento, y que aún creés en vos mi mismo para corregir el rumbo.


3. ¿En quién me tengo que convertir para tomar esta decisión?



Esta pregunta es el centro de todo. Observándote, viendo tus fortalezas y valores, lo que te motiva e impulsa, tus habilidades, tu personalidad y tus defectos (tú sabes que eres perfectamente imperfecto) es lo mejor que pode´s hacer para tomar una decisión bien informada.

Preguntarte en quién tendrías que convertirte si elegís un camino u otro, antes de tomar la decisión, es algo brillante y necesario. Antes de comprometerte, preguntate: ¿En quién me tengo que convertir para hacer que esta decisión se manifieste en los mejores resultados posibles? Tu respuesta te ayudará a crear un plan para tu propia evolución mientras respaldas la manifestación de tus elecciones.

Las grandes decisiones empresariales tienen menos que ver con la opción A y la B y más con descubrir quién eres y el tipo de vida que quieres crear para vos mismo.




La vida es complicada e incluso puede que tomes una decisión que haga que los demás te observen o que te llevará por un camino que sientas equivocado, pero entre más tiempo te tomes para hacerte estas preguntas, más tiempo vas a pasar seguro detrás del volante, yendo hacia la dirección que deseas.

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