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Talentismo, el capital del futuro



La tecnología está generando nuevos modelos de negocio basados más en el conocimiento que en el capital físico. Argentina tiene una ventaja comparativa, pero debe explotarla como sociedad.


Hoy vivimos un vertiginoso momento de la historia en el que las transformaciones globales y regionales están marcando una transición turbulenta desde un contexto previsible hacia un espacio inédito. En este espacio y en este tiempo, se están gestando tanto las oportunidades de crecimiento como las amenazas a la actividad de los países, las organizaciones, las empresas y los individuos. Las tecnologías exponenciales, con su avance frenético, como la inteligencia artificial, el blockchain, el dinero digital, Internet de las Cosas, las aplicaciones inteligentes, la big data, la robótica, la biotecnología, la nanotecnología, la biología sintética, la computación cuántica, entre otras, están impactando y generando los nuevos modelos de negocio basados más en el conocimiento que en el capital físico, y representan un enorme desafío y una apasionante oportunidad, para la construcción del capitalismo del futuro, que se estima que estará basado en el “talentismo” ya que el recurso más valioso será el talento y el conocimiento. Y es aquí donde la Argentina tiene una enorme ventaja comparativa, que se manifiesta en los logros individuales de tantos compatriotas pero que no logramos explotar como sociedad.


La Argentina fue fundada y desarrollada por grandes emprendedores: los inmigrantes que llegaron al país desde distintas partes del mundo movidos por la búsqueda de oportunidades, sin los recursos necesarios, pero con una enorme capacidad de trabajo y esfuerzo. Junto a los criollos y los pueblos originarios fueron pioneros en la construcción de esta Patria. Así la actividad emprendedora fue constructora de un país moderno y un gran motor de movilidad social ascendente.


Hoy nuestro país enfrenta un difícil proceso de deconstrucción y reconstrucción que va a requerir mucho esfuerzo e incluso sacrificio de los ciudadanos y una conducción política honesta, clara y firme hacia un futuro que nos ponga definitivamente en el camino del progreso y la prosperidad. El 50% de población en la pobreza constituye una verdadera tragedia. La sociedad nos interpela, casi podríamos decir que “pide a gritos” a los dirigentes empresarios, políticos, sociales, intelectuales y religiosos que encontremos soluciones nuevas para volver a vivir en un país del que estemos orgullosos y del que nuestros hijos y nietos no quieran irse. Esta crisis debería ser el punto bisagra para que la democracia dé paso a la República, haciéndose confiable, bajo el imperio de la ley y el respeto de las libertades individuales, políticas y económicas. Debemos volver a renovar el pacto que nos impulsa a respetar la Constitución Nacional, que es modelo en el mundo, con sus valores básicos como la libertad, la apertura, la igualdad de oportunidades, el respeto por la ley, por la vida y por la propiedad privada.


Describiría al país como la Argentina “Bipolar” donde coexisten la pobreza y la exclusión junto al talento, la creatividad y el trabajo de tantos ciudadanos honestos y trabajadores, de emprendedores y empresarios de negocio y sociales que crean y desarrollan organizaciones de personas que generan bienes y servicios para otras personas, de forma innovadora, competitiva, ética y sustentable, generando impacto humano, social, ambiental y económico para la sociedad. Esa bipolaridad se manifiesta también en las oportunidades, que se potencian con esas nuevas “tecnologías de los dioses” que bien usadas pueden generar transformaciones profundas para el bien, y por el otro, la realidad de un país sumergido, sufriendo enormes problemas y deficiencias, producto de una “mentalidad paleolítica” y de ideologías y comportamientos del pasado que se potencian con “instituciones medievales”, autoritarias, burocráticas y muchas veces corruptas.


En este Summit IAE 2023 que se realizó el 30 de junio, buscamos destacar el potencial y las oportunidades de desarrollo para nuestro país, donde invitamos a todos a imaginar el futuro, pero no como espectadores sino como protagonistas capaces de modificarlo y construirlo, valorando lo que nos une como Nación, lo que nos debe enorgullecer, lo que nos debe impulsar a ser un gran equipo, aquello por lo que vale la pena trabajar y lo que nos puede devolver la esperanza en un futuro mejor para todos los ciudadanos de esta bendecida Patria


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