Cada vez más argentinos se animan a jugar de visitante; la capacidad de resiliencia y de adaptación son los mayores diferenciales.
Los emprendedores argentinos dejaron en claro que no hay pandemia que los achique a la hora de iniciar un nuevo proyecto.
Como ya sucedió en el pasado, las startups locales nuevamente están demostrando que las recurrentes crisis económicas argentinas son a la vez el principal motor de sus planes de internacionalización y a la vez la mejor escuela de negocios.
A la hora de salir a buscar nuevos mercados internacionales desde la Argentina o directamente salir a probar suerte en el exterior, los emprendedores locales cuentan con algunas ventajas.
Te contamos seis casos exitosos:
1-Marcos Mercado (Pura Frutta). La marca del Alto Valle que busca conquistar Brasil
Pura Frutta, la startup de jugos exprimidos naturales que fundaron en sociedad Martín Carro (argentino) y José Carlos Molestina (ecuatoriano), mantiene su proceso de expansión por Latinoamérica y se encamina a disputarle las góndolas a Brasil. El emprendimiento ya exporta a Colombia y Uruguay y proyecta sumar también a Chile.
Tras lograr un acuerdo con la frutícola Moño Azul, del holding Grupo Prima, aceleraron su nivel de exportación y se encuentran a pocos días de desembarcar sus productos en los supermercados brasileños. El emprendimiento, que opera en Neuquén y Buenos Aires distribuye a distintos puntos del país y duplicó su producción y facturación el primer año de la pandemia. El crecimiento de su demanda los llevó a mudarse a una fábrica más grande.
Son fabricantes de jugos a partir de fruta fresca y no de concentrados, siguiendo una tendencia mundial de elaboración conocida como Not From Concentrate (NFC). El camino que empezaron en 2014 culminó con una alianza con uno de los mayores exportadores de fruta del país.
2-Diego Belbussi (Rejoy). Lanzaron en EE.UU. una bebida deportiva a base de cannabis
Un grupo de atletas y corporativos argentinos lanzaron la primera bebida isotónica a base de cannabis. Con el envión de una nueva ley de los Estados Unidos que legalizó el uso del cannabidiol (CBD), un componente que se extrae de las plantas de marihuana, sentaron su base en Miami y de allí distribuyen a través de e-commerce a todos los estados, a las tiendas de 7- Eleven y a cadenas de gimnasios.
Al momento ya produjeron 50.000 unidades y proyectan facturar este año US$1,5 millones dentro de una industria en auge que mueve US$20 billones en EEUU y cerca de U$50 billones a nivel mundial.
Rejoy nació como un emprendimiento de tres amigos unidos por la alta competencia. “Somos todos muy apasionados del deporte. Nos movió que uno de nosotros entrenando para una carrera de Ironman tuvo un accidente en la bicicleta y se rompió cinco vértebras y ocho costilla. Estuvo muy cerca de quedarse parapléjico. Después de la cirugía le recetaron derivados de morfina, pero prefirió buscar alternativas más naturales. Ahí dio con el tratamiento de CBD como forma de aliviar el dolor y preparar su cuerpo”, contó Diego Belbussi, CGO y cofundador de la empresa, sobre la experiencia de su socio Sebastián Sánchez en uno de los triatlones internacionales más exigentes del mundo.
3-Gastón Irigoyen (Pomelo). La fintech argentina que busca crecer en América Latina
Exejecutivos de grandes firmas del sector de las finanzas y los pagos digitales decidieron unirse en un proyecto propio que desde la Argentina busca avanzar en América Latina. Recibió una inversión de US$9 millones y con unos meses en la espalda ya buscan contratar a 70 personas.
Se trata de Gastón Irigoyen, exCEO de Naranja X; Hernán Corral, exCPO de Naranja X y quien previamente estuvo 12 años en Mercado Pago y se encargó de gestionar el crecimiento de la unidad de pagos y cobros digitales en la firma de Marcos Galperin; y Juan Fantoni, exlíder del equipo fintech para Mastercard en la Argentina y Uruguay, que se asociaron para crear Pomelo, una startup argentina que apunta a brindar soporte digital a las empresas con negocios financieros digitales de la región.
Es una firma que basa su negocio en la premisa del ‘software as a service’. “Pomelo es una procesadora de pagos regional y queremos que sirva a toda la región. Todas las tarjetas prepagas de las fintech tienen detrás una procesadora que les provee la tecnología y hace que esas tarjetas funcionen, tanto en el mundo físico como en el entorno digital. Es brindar la infraestructura tecnológica para esos pagos”, explicó Irigoyen.
Según Irigoyen, el plan es tener oficinas tanto en Buenos Aires como en San Pablo (Brasil) y México.
4-Miriam Nujimovich (Handy Ropa Inclusiva). En Miami creó una marca de ropa inclusiva
Handy Ropa Inclusiva nació hace 10 años. Es un emprendimiento que fabrica y vende por redes en su tienda online indumentaria adaptada para personas con movilidad reducida, de la tercera edad y en rehabilitación. Es la primera marca de este tipo en la Argentina y fue creciendo con el tiempo.
Hace 11 años, cuando vivía en Miami, Nujimovich sufrió un ACV. Estuvo un mes en terapia intensiva sin poder hablar ni moverse, con un diagnóstico “nada alentador”. Pasó a terapia intermedia y comenzó la rehabilitación. Regresó a Buenos Aires, donde durante cuatro meses la siguió en un instituto y en su casa. Un año después, en un viaje con su hijo, le surgió la idea de generar un proyecto de ropa para personas con discapacidad. “Comencé arreglando ropa para mí con una modista, porque no podía vestirme sola. Entonces pensé en que podía hacerlo también para otras personas que sufrían problemas similares”.
Repasa que al comienzo las ventas eran por Facebook: “Nadie tenía Instagram entonces, fuimos evolucionando, vendiendo más, los pedidos fueron creciendo. Teníamos muchos más encargos que los que podía atender la modista con la que empecé y hubo que buscar talleres”.
5-Mateo Marietti (Cookunity). El bonaerense que quiere cambiar la cocina de Nueva York
Mateo Marietti ideó una cocina de emprendedores, verdaderas fábricas de platos de autor ocultas bajo los rascacielos de la ciudad donde los chefs se desarrollan sin necesidad de montar un restaurante.
Con la idea de explotar el fenómeno de las dark kitchens, también conocidas como cocinas fantasma, fundó una compañía que conecta a los consumidores con artistas culinarios. A través de una suscripción digital, los clientes acceden a cocineros independientes, algunos de ellos premiados con estrellas Michelin, el galardón más importante en la gastronomía que reconoce la calidad y el servicio de un chef. Ya tiene 20.000 suscriptores y proyecta facturar US$100 millones este año.
El emprendedor creó Pop en 2007, cuando tenía 22 años. La versión más conocida es Sushi Pop, pero son varias marcas. Su nuevo emprendimiento se basa en cocinar exclusivamente para vender por delivery. No hay venta directa del local a la calle y todas las transacciones se realizan por e-commerce a través de una aplicación.
Cookunity tiene su propio sistema de delivery y cuenta también con servicios de apoyo para los cocineros, como el lavado de platos y el mantenimiento de la cocina. Con el objetivo de escalar su negocio, invirtió US$12 millones y espera expandir su negocio en nueve ciudades de los Estados Unidos, uno de los mercados más grandes del mundo. En la actualidad cuenta con 50 chefs, abrió una cocina en Los Angeles el mes pasado, el próximo abrirá otro en Texas y después espera llegar a otras regiones del mercado norteamericano.
6-Mauricio Giovanini (Messina). Se fue en 2001 y hoy triunfa en Madrid
Cuando estalló la crisis de 2001 Mauricio Giovanini estaba a punto de abrir su restaurante Messina en la ciudad de Córdoba, de donde es oriundo. Por la crisis postergó el proyecto –ya tenía el local y el diseño- y un año después se fue a Marbella (España). La idea era perfeccionarse y esperar hasta que en la Argentina la situación mejorara. Nunca regresó; empezó allí en un hotel y a los seis meses habilitó Messina, ganó una estrella Michelin y ya analiza una segunda ampliación. Asesora a otros emprendimientos y ahora, de la mano de un grupo gastronómico español, inaugurará Bar de Fuegos en el madrileño barrio de Chueca.
El Messina de Marbella arrancó con la misma idea que tenía para su ciudad, hacer alta cocina, pero creció y se modificó por el impacto de la conducta de trabajo, el producto y el comensal.
En su otra faceta comercial, la del asesoramiento, se cortaron contratos y se reforzaron otros (como el de Villa General Belgrano), a la vez que ganó como cliente a un grupo gastronómico de Madrid que tiene siete formatos diferentes de restaurantes. Ese grupo es el que le ofreció abrir un local “personalizado”, Bar de Fuegos, que abrirá sus puertas antes de fin de mes.
“Haremos una variedad de platos, toda a la parrilla. Habría algo argentino, pero también de otros lugares”, explicó. “Hemos hecho todo el camino; conocemos cada paso de la experiencia, hemos cambiado, tomado decisiones, buscado alternativas. Messina está consolidado y otras variantes las podemos hacer y disfrutar en otras situaciones”, resumió.
Fuente: La Nación
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