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Se quedó sin trabajo y hoy fabrica skates: “Es difícil emprender, pero hay que insistir"


Gianluca José Martuccio, de 24 años, pudo resurgir en el peor momento y gracias a la ayuda de su familia logró construir la máquina con la que fabrica las tablas de patinaje, como siempre lo soñó. “La materia prima es importada. Acá ponen muchos palos en la rueda y los pibes de mi edad se van para empezar de cero en otro país”, dice.


Gianluca José Martuccio es González Catán y con apenas 24 años exporta las tablas de skate y longboard que fabrica a los Estados Unidos y Dubai, y además, tiene un local de venta en Uruguay. Así logró cumplir el sueño que nació cuando era un niño: patinar de manera especial y casi espacial.


La idea, atravesada por la pandemia logró salir adelante y en el primer año fabricaron alrededor de 100 tablas personalizadas. La innovación es el material que deriva del acrílico. Las hacen en cuatro etapas: la idea del cliente para diseñarla; una vez realizado, se corta la tabla y se graba el diseño pedido; se la pule y liga; y, por último, se la empaqueta.


“Durante el primer año, vendimos a muchas provincias del país e hicimos envíos a Chile, los Estados Unidos, España, Dubai, Eslovenia. No es un trabajo fácil porque hay miles de trabas, pero lo importante es no bajar los brazos”, asegura.


La historia


Estudió en la Escuela Secundaria Técnica de Mercedes Benz, conocida como la escuela de Fangio. “Ahí me recibí de Técnico Electromecánico y no pasó mucho para querer hacer algo propio”, cuenta. Eso fue la marca de skates nacida, primero como idea, hace 4 años.


“En ese momento, trabajaba en la empresa de mi padre haciendo logística para unos locales de gastronomía que él tenía, pero pese a estar ahí quise comenzar mi propio emprendimiento, pero como no tenía los recursos necesarios para comprar la máquina que necesitaban, y tampoco quería tercializarlo para hacer algo tan innovador, se me ocurrió comenzar a ahorrar todos los meses hasta juntar el dinero necesario para construir la máquina que necesitaba. Esto lo empecé en enero de 2021″, recuerda el inicio de su emprendimiento.


Así, comenzó a construir la máquina. “Había mandado a hacer la estructura, pero en junio me quedé sin trabajo. Me echaron. Gracias a los ahorros de mi familia, justo cuando recién se levantaban todas las restricciones por la pandemia de coronavirus y se estaba recién abriendo todo, con ese dinero (hasta la jubilación de mis abuelos) lo usamos para que yo pudiera construir la máquina para fabricar las tablas de skates, que iban a ser diferentes a los convencionales”.


El amor por esas tablas para patinar nació en él cuando era niño. “Cuando era chico ya patinaba, me gustaba mucho. Anduve en una BMX, que es una bici de trucos y demás, pero bueno, siempre me gustó la idea de fabricar un producto y justo vi éste durante un viaje que hice a los Estados Unidos. Casi de inmediato pensé que sería genial traerlo a la Argentina porque por culpa de las limitaciones de importación, y demás, no llegaban ese tipo de productos innovadores. Y me dije: ¡Vamos a hacerlo acá!”.


Tenía apenas 20 años cuando se decidió a desarrollar productos por sí mismo. “El interés por fabricar estas tablas nació un día en que estaba buscando tipos de proyectos para hacer y me hizo clic darme de verdad cuenta de que lo que quería era hacer algo por mi cuenta, producir algo. Así comencé a buscar proyectos porque gracias a la educación técnica que tenía me era fácil hacer un desarrollo, una ingeniería inversa a un producto y ver que necesitaba, empecé a buscarlo. Y ya con esas tablas en la mente, empecé a buscar distintos proyectos en inglés y los traducía, o los traducía del chino”.


Esas tablas transparentes, están hechas de un material llamado plexiglass, que es diez veces más resistente que la madera, y es un derivado del acrílico, pero es 100% virgen, lo que significa que no se pone amarillenta, no se parte, no se cuartea y prácticamente, te puede durar toda una vida”, asegura.


Respecto a las características principales de las tablas, destaca: “Son todas personalizables. El cliente se lleva un producto que diseñó él eligiendo los colores, el dibujo, lo que quiere grabado en la tabla. Eso puede ser su nombre o lo que quiera. Con ese diseño elegido, la fabricamos. Este material, además, las hace prácticamente indestructibles”.


Las primeras que fabricó fueron tablas tradicionales con dibujos. “Tenían, por ejemplo, una calavera, una ola, y ese tipo de dibujos. Ahora hacemos diseños personalizados, de retratos de animales o lo que nos pidan. Cualquier dibujo, o lo que se les pueda ocurrir, puede plasmarse en una tabla”, dice.


Esas tablas ya son exportadas y fabricadas por materia prima importada. “Pude comenzar a importar, y seguido, gracias a un amigo que conocí y que es importador. Él está en el rubro de las impresoras 3D y trabaja con ese tipo de maquinas. Un día le pregunté si era complicado traer lo que necesitaba, le pregunté si había muchas limitaciones para fabricar un producto e importar la materia prima, pero era más fácil traerlo de afuera así que decidimos empezar a buscar un proveedor, hasta que dimos con los que tenían un producto de calidad como la que necesitábamos para nuestra producción”, cuenta.


Respecto a los próximos proyectos, destaca: “Sé que nuestro país está en una situación complicada, pero yo tengo mucha fe de que esto mejore, sinceramente. Creo que hay que apostar más a las distintas producciones en Argentina y que no hayan tantas limitaciones.

¡No puede ser que chicos de mi edad decidan irse porque ya el país, en ese sentido, es inviable! O sea, si hoy querés hacer cualquier cosa, desde poner un local de gastronomía o ponerte a fabricar algo, tenés 30 millones de limitaciones para comenzar más las habilitaciones... Cosas que, desde mi punto, son a veces innecesarias, hay demasiados impuestos y llega un punto en que decís prefiero irme a otro país, empezar de cero y que no te pongan tantos palos en la rueda. Yo tuve un momento en que pensé en fabricar las ruedas y el día de mañana generar trabajo, pero no se podía porque la materia prima viene de afuera y hay cosas que para un emprendedor es imposible de mantener”.


Ahora, además de la venta online a todo el país, su marca tiene un punto de venta en Punta del Este, Uruguay, donde se encontraba reponiendo stock de productos y esperando a los veraneantes que, seguramente llegarán.


“Aunque hoy es difícil emprender en Argentina, hay que insistir. La idea es algo que no debería perderse”, finaliza.

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