Cuando vamos a emprender, una de las preguntas claves que debemos hacernos es a quién le vamos a vender nuestro producto o servicio, ya que los clientes son el centro de nuestro negocio.
Esto es fundamental para no caer en el error de querer llegar a un público grande y masivo, sin entender que la mejor manera de satisfacer sus necesidades y fidelizarlos es a través de la segmentación.
¿Por qué es tan importante realizar una clara segmentación de los clientes? Porque esto nos va a permitir trazar un modelo de negocio exitoso. A partir de tener nuestro público bien definido, podemos analizar nuestra propuesta de valor, los canales de comunicación, distribución y venta, las relaciones que vamos a establecer con ellos, etc.
Es sobre lo que se apoya toda la estructura de nuestro emprendimiento.
¿Cómo puedo definir un segmento de clientes? Esto puede realizarse a través de distintas pautas. Lo que tengo que analizar es si tienen los mismos:
Canales de distribución.
Índices de rentabilidad.
Cuánto están dispuestos a pagar por distintos aspectos de la oferta.
Una vez realizado el segmento, debemos decidir a qué público nos vamos a dirigir y por qué, sin tratar de abarcar a todos. Y a partir de esa elección, armo mi plan y estrategia de negocios basándome en mis clientes objetivos.
Tipos de segmentos de mercados
Mercados de masas: los modelos de negocios que se centran en un público masivo no distinguen segmentos. La propuesta de valor y los canales de distribución están centrados en clientes con problemas y necesidades similares. Ejemplo: electrónica de gran consumo
Nichos: Atienden segmentos específicos y especializados. La propuesta de valor se adapta a requisitos específicos. Ejemplo: Vendedores de piezas de vehículos.
Mercado segmentado: Algunos modelos de negocios distinguen varios segmentos, con necesidades y problemas ligeramente diferentes. Ejemplo: los bancos.
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