Mindfulness: la esencia para poder emprender
El término no es de ahora, sino que lleva años calando hondo en personas, empresas y organizaciones mundiales, que saben de su potencialidad para el mundo personal y laboral
La conexión entre cuerpo y mente transita un umbral en el que ser conscientes de tal vínculo implica una enorme ventaja desde la salud física, mental, y el rendimiento laboral. El mundo emprendedor no escapa a tal camino de auto conocimiento, sino que más bien, se debe nutrir de él como una gran fortaleza.
Mantenerse atento a lo que está pasando en el momento presente, en el aquí y ahora, es la clave para encontrar una mayor inspiración, acceder a la creatividad y vivir una vida mucho más significativa y satisfactoria.
Un tema que trascendió fronteras y disciplinas

El mindfulness fue, en algún momento, un término reservado a los estudios de yoga y los templos budistas, pero en años recientes se ha convertido en un tema importante en Silicon Valley. No es casualidad que Bobby Axelrod, el inversionista CEO en la serie Billions de Showtime tenga una habitación para meditar en sus oficinas. "Mindfulness es una de las formas que eligen los emprendedores para combatir la factura que pasan los correos, las largas horas de trabajo y los demás aspectos de nuestra acelerada cultura laboral” dice Richard Branson, fundador de Virgin. También hay estudios que demuestran que la meditación mindfulness puede disminuir los niveles de cortisol en la sangre, mejorando nuestra capacidad para procesar información y manejar el estrés. Y lo que es más importante: estar conectado con el presente nos recuerda que la vida es lo que está pasando ahora. Puede que tengamos grandes objetivos, pero si siempre estamos viendo hacia el futuro o recordando el pasado, nos perdemos las experiencias que tenemos disponibles en este preciso momento.
El alto costo del ajetreo
Los emprendedores siempre están presionados por ir más allá. Buscan el crecimiento inmediato y los grandes números de ventas. Ven a otros triunfar y tener objetivos ambiciosos para ganar más dinero, tener mejor estatus y expandir sus negocios. El emprendimiento no es un camino fácil. Pero la productividad, incluso en los propios términos, es sólo una parte de una buena vida, sobre todo cuando la ambición por triunfar termina por enfermar a la persona. Estudios globales muestran que aunque estamos conectados constantemente, nos sentimos más solos que nunca. Nuestra ansiedad colectiva está llegando a números récord: 39 por ciento de los estadounidenses dijeron sentirse más ansiosos en 2018 que en 2017. Nuestra búsqueda constante de productividad nos está enfermando. Este es un precio muy caro que pagar por “triunfar”.
Además de los efectos físicos del exceso de trabajo, el ajetreo constante nos mantiene en un estado de limbo entre el momento presente y nuestro futuro idealizado. Eventualmente, vivir entre estas dos realidades nos pasa factura. Søren Kierkegaard, el filósofo danés del siglo 19, dijo alguna vez que la búsqueda de la productividad exhala tristeza: “Una persona infeliz es la que tiene un ideal, la felicidad de su vida, la satisfacción de su consciencia, la esencia de su ser, fuera de sí mismo. El hombre infeliz siempre está ausente de su ser, nunca presente para sí mismo”.
Cómo practicar el mindfulness

Según explican diversas publicaciones el presente es concreto y sensorial. Por ello conectar con los cinco sentidos es la forma más rápida de detener lamente. Tal como un ejercicio de respiración puede hacer que nos concentres en nuestro cuerpo, unos cuantos minutos de mindfulness pueden mejorar la concentración y regular las emociones.
Como sea que se elija ser consciente, el punto no es abandonar los objetivos ni nuestra ambición empresarial, sino reconocer las diferencias entre la productividad obsesiva y el poder de estar presentes. Vivir el momento es una elección, y afortunadamente, es una que podemos tomar continuamente, todos y cada uno de los días.