top of page

Las fórmulas mágicas no existen, pero se puede hacer magia

Los cuentos de unicornios están de moda, pero son solo eso, cuentos. La realidad del emprendimiento, aunque tiene su lado fascinante y muy bonito como los unicornios, es complicada y puede que no siempre se tenga un final feliz.

Quebrar tres empresas, perder carros, amigos y hasta el perro, es más común de lo que se cree. Porque así es la vida, una moneda con dos caras, ganas o pierdes. Todo eso es normal.

Por ello emprender no es para todos. Requiere de un mago que no sucumba ante el miedo, pero que tampoco se valga solo de su varita para lograr las cosas.

Debe tener habilidades fuertes y lograr que las mismas evolucionen en el tiempo. Cuando se es emprendedor, es preciso que el mago crezca, junto a sus poderes, para poder hacer algo distinto.

Porque otra cosa muy normal y que muchos emprendedores no entienden (o no les interesa comprender) es que el cambio también es una constante en la vida. La sala de una casa o un cuarto siempre con el mismo tipo de sábana o cojines. Aburren ¿cierto?, se deterioran con el tiempo. Eso también ocurre con los emprendedores que se niegan a la evolución. Tendrán el mismo tipo de mostrador durante 20 años, tal vez su empresa sea muy buena y logren mantenerse, pero llegarán hasta allí.

Es un pecado ser emprendedor y no moverse, no crecer; dejarse ganar por lo seguro. El éxito no cae del cielo, ni tampoco se obtiene en un sorteo. La persona exitosa trabaja para serlo; pero lo hace de una forma muy inteligente, que le permita ir más allá de sus propios límites.

Nada con respecto al emprendimiento es fácil; por eso la recompensa de quienes se dedican a emprender, siempre es más de lo esperado. Quien decide emprender o intentar con un emprendimiento real, debe saber que no se trata de un juego de niños; los logros responden a acciones específicas de la persona que tomó la decisión de trabajar por ellos. En esta parte de la vida, las fórmulas mágicas no existen. Se puede tener una idea súper negociable, pero si no se sabe a ciencia cierta qué hacer con ella, al final de la historia no se tiene nada.

Pensar de esa manera es confiar de lleno en las habilidades de cada persona, por lo que es importante que antes de comenzar un proyecto o iniciar en algún puesto de trabajo que signifique un reto personal, se tenga plena confianza en lo que se sabe hacer.

Así se conocerá la fórmula personal del éxito, que no es otra cosa que ponerse a trabajar de manera inteligente, en procura de un objetivo con la convicción de que el éxito es posible, difícil, pero se puede.

No es más que un conjunto de pasos o procedimientos (personalizados), que se parezcan mucho a las metas que las personas desean cumplir.

En otras palabras, un método para delimitar un campo de acción productivo y real; porque si se tiene una idea clara de lo que se quiere lograr, el camino es más sencillo.

Por ello, es importante recordar siempre que el éxito es una obra de arte que se va moldeando de acuerdo a necesidades personales. Lo importante es que se pueda adaptar a la realidad hasta llegar a perfeccionarlo.

El éxito está en cada persona que trabaja todos los días por alcanzarlo, solo que muchos todavía no lo saben o creen. Lo cierto es que mientras más grandes sean las aspiraciones, mientras más alto se quiera llegar, más grandioso debe ser el trabajo de quien intente conquistar la cima. 

0 comentarios

Comments


bottom of page