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Juega al básquet, maneja una cadena de empanadas en España y quiere abrir franquicias


Cachito Mío abrió su primer local en 2020 y ya cuenta con seis sucursales en el norte español. Además, este año abrieron una fábrica en la que producen 2500 empanadas por hora.


El marplatense Patricio Garino ahora tiene dos objetivos en la cabeza. Por un lado, prepararse de la mejor manera para los partidos de eliminatorias rumbo al Mundial 2023 y, por el otro, que la selección de básquet sea protagonista en la AmeriCup que empezará a disputarse en septiembre en Brasil.


Después, el alero se sumará a las filas del Girona, en España, donde no solo lo entusiasma el desafío deportivo sino también la posibilidad de estar más cerca de Cachito Mio, la cadena de empanadas gourmet que abrió a fines de 2019 junto a su pareja y otros tres socios y hoy tiene seis sucursales en ese mercado.


"Surgió como una curiosidad, como una broma", resume Garino. El proyecto empezó a tomar forma en 2018, durante su etapa como jugador del Saski Baskonia. Siempre a comer a los mismos restaurantes argentinos y generó un vínculo con sus dueños.


Primero pensó en entrar como inversor en estos emprendimientos, pero finalmente optaron por empezar un proyecto desde cero. "Pensamos armar una cadena de empanadas argentinas porque en el norte de España no es algo común, aunque hoy sí están llegando más empresas", indica. Y agrega: "Lo tomé como un aprendizaje, conocer un poco cómo funcionaba el rubro y era una inversión pequeña".


UN PROYECTO PARA LIBERAR LA CABEZA


Sin embargo, el emprendimiento también se convirtió en algo terapéutico para el marplatense. En noviembre de 2019, durante un partido de la Euroliga, Garino se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, tuvo que pasar por el quirófano y estuvo varios meses alejado de las canchas. "El proyecto me ayudó a liberar la cabeza y no volverme loco con la pierna. A lo largo de los años pasé por lesiones y varias situaciones y esto me da tranquilidad de saber que, si no tengo el básquet, me puedo dedicar a otra cosa", asegura.


En enero de 2020 inauguró el primer local de Cachito Mío en la localidad de Vitoria Gasteiz, capital de la provincia de Álava, en País Vasco. Al principio Garino asumió el rol de inversor, pero poco a poco se fue involucrando en el día a día.


"Me gustaba como se manejaba, los números, la atención al cliente y me fui metiendo. Hoy mi prioridad es el básquet, pero es algo en lo que me siento cómodo", cuenta. Además, aprovechó la oportunidad para desempolvar su título en Marketing y Administración de Empresas de la Universidad George Washington, en los Estados Unidos. Ahí defendía los colores del equipo de la institución, los George Washington Colonials.


MENÚ DIVERSO


Uno de los desafíos, apunta el jugador/emprendedor, fue buscar la combinación perfecta entre los sabores tradicionales argentinos y el paladar de los españoles. Por eso dentro del menú se mezclan gustos clásicos, como carne, pollo y jamón y queso, con algunos más innovadores.


Ahí aparecen las empanadas de bacalao (con papa, mozzarella y morrón), de cebolla caramelizada (nueces, queso de cabra y gouda) o la vegana (soja texturizada, queso vegano, morrón, tomate y papa).


Tienen 18 gustos y una oferta gourmet que va rotando todos los meses. La última: panceta, puerro y queso.


A estas se les suman las opciones dulces: dulce de leche y nueces, nutella o cheesecake de frutos rojos. Además, la compañía cuenta con una pata de catering pensada para fiestas y eventos corporativos.


EXPANSIÓN, FÁBRICA Y CRECER EN ESPAÑA


Cachito Mio se fue expandiendo. De ese primer local ahora cuenta con seis (tres en Vitoria y el resto repartidos entre Logroño, Bilbao y Durango), los cuales algunos son propios y otros pertenecen a socios externos. En el medio, Garino cambió de rumbo. En 2020 fichó por el club lituano Žalgiris Kaunas, un año después pasó al Nanterre francés y disputó también los Juegos Olímpicos 2020.




Los socios: Hernán Capurso, Pablo Ojeda, Patricio Garino, Paula Darras y Emiliano Trueba.


Pero nunca estuvo lejos de su emprendimiento. "Creció tanto que llevé a mis viejos a vivir a España. Mi papá me da una mano con los locales y mi mamá está en la fábrica de producción", destaca. La planta cortó cinta este año con una producción de 700 empanadas diarias y ahora escaló a 2500 unidades por día. "Tiene lugar para la ampliación y el crecimiento que queremos tener", subraya.


El próximo paso, comenta, es crecer con franquicias. Por el momento todos los locales se mantuvieron en el norte español para estar cerca, pero ahora planean expandirse por el resto del país. "Si se puede salir a países limítrofes sería un objetivo muy lindo".

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