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Cuando el gen emprendedor une dos generaciones en un proyecto exitoso


Natalia y Paula Guichou son hermanas. Junto a su madre, Carolina Cron, gestionan Everything, una boutique de deco y diseño 100% artesanal


Natalia Guichou (35 años), luego de estudiar publicidad, trabajó durante diez años en agencias de medios, antes de incorporarse a Ideas del Sur, por recomendación de su hermana Paula (33), quien era allí productora comercial de televisión.


"Se dio todo muy rápido. No tuve ni una semana de vacaciones en la transición. Justo ese año Marcelo Tinelli no estaba al aire y había muy poco laburo. Fue en ese momento cuando con Paula comenzamos a cranear Everything", recuerda Natalia.


Un par de meses más tarde, las hermanas Guichou ya vendían sus primeras creaciones por Facebook, en donde hoy, seis años después, tienen más de cincuenta mil seguidores, "muchos de ellos clientes cautivos", cuenta Natalia.


El negocio fue tomando forma, convirtiéndose poco a poco en una boutique de decoración y diseño 100% artesanal y familiar. "El paso siguiente fue organizar showrooms los fines de semana. Los hacíamos en nuestras casas, era todo muy artesanal", repasa la joven emprendedora.


Nacional y artesanal

Sus creaciones, que consisten en almohadones, alfombras y pequeños muebles como organizadores y percheros, mantas y manteles tejidos, lámparas, macetas, letras y carteles de madera, entre otros, fueron siempre muy demandadas, sobre todo aquellas confeccionadas con piel sintética, que hasta el año pasado fueron el producto estrella de la marca.


"Lamentablemente hoy, por una cuestión de costos no podemos seguir importando, pues deberíamos trasladar el valor dólar al precio final y no estamos de acuerdo en vender a precios inaccesibles como hacen algunos. Consideramos que el consumidor está atravesando un momento complicado y nuestro objetivo es acompañarlo con costos razonables, que se adapten a las necesidades del contexto actual", reconoce la mayor de las hermanas.


Las ventas crecían, la marca ganaba visibilidad. La idea de alquilar un departamento para operar los días de semana tomaba fuerza. Era tiempo de dar el salto, de tomar riesgos. El proyecto se concretó en el corto plazo. "Cuando alquilamos se sumó mamá (Carolina), para atender el negocio de martes a sábados", continúa Natalia.



Profesora de inglés de profesión, artista plástica de oficio, Carolina es hoy, a los 69 años, una pata fundamental en el negocio. Ella teje, lleva los números, colabora en la estrategia de monetización de la marca y atiende al público. Natalia no ahorra en elogios cuando habla de su madre: "Es una ídola. Tiene el gen emprendedor en la sangre desde que fundó su propio instituto de inglés. Es pujante, positiva, creativa, proactiva", reflexiona la joven.


Salto de calidad

A medida que el negocio se consolidaba, el trabajo en relación de dependencia ya no era atractivo para las hermanas. "Estábamos agotadas. Ya no nos resultaba tan atractivo lo que hacíamos. Nos pasábamos mucho tiempo pensando en Everything. Hasta que dijimos basta y renunciamos", detalla Guichou.


Ese noviembre de 2015 marcó un antes y un después en el emprendimiento familiar. Desde entonces el camino fue ascendente. "Ya nos mudamos tres veces por cuestiones de espacio, para agrandarnos", confiesa Natalia, antes de contar algunos detalles de las cuestiones operativas.

"No somos una Pyme donde cada uno tiene un rol asignado. Somos una familia a cargo de un negocio donde todos tiramos para el mismo lado, más hoy donde las dificultades para llevar adelante un emprendimiento comercial son muy grandes. La inflación, los costos operativos, los impuestos. Resignamos rentabilidad, los márgenes son chicos. Pero somos optimistas, sabemos que son ciclos y seguimos apostando. La clave es stockearnos, trabajar más duro. Ante la crisis no nos quedamos quietas, sino que buscamos alternativas", asegura Natalia, antes de confesar que "El rubro deco es un segmento prescindible para el consumidor a la hora de achicar gastos. Eso también nos afecta".


Nuevos horizontes

Paralelamente a Everything, hace poco apareció en el horizonte un nuevo nicho de negocio. Y como no podía ser de otra manera, las Guichou no dejaron pasar el tren. "Mi marido y el marido de mi hermana, que a su vez ellos son hermanos (risas), compraron una propiedad en Tigre y la reciclaron. La idea era poner un bar, pero no lo pudieron concretar porque ellos trabajan en la Capital Federal y les resultaba inviable, entonces nos propusieron moverlo con Everything. Lo tomamos, le pusimos un nombre (Casa E) y desde enero funciona con distintos talleres, de cerámica, de telar, de estampado textil, de tejido. También se alquila para producciones de fotos, para comerciales y para algunos eventos privados. El local es nuestro, y más allá de la inversión que se hizo, que fue importante, hoy no genera gastos", cuenta Natalia.


Los objetivos de las Guichou son claros: "No queremos hacernos millonarias, simplemente vivir tranquilas y hacer lo que nos gusta. Everything nació casi sin inversión. Fue un proceso paso a paso, con plazos muy cortos y razonables. Todo súper artesanal. No tenemos empleados. Mi madrina se lleva muy bien con la máquina de coser y a veces nos hace trabajos más puntuales. Hay una persona que nos hace los trabajos en madera desde que nos iniciamos. Queremos seguir siendo una empresa familiar", admite.

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