María Eugenia Loria y Mauricio García Hudson son los dueños de “Ceibo”, “Terracita Speakeasy”, “Santa” y “Pecador”. Con 16 años de experiencia, la pareja nos cuenta cómo se adapta a entornos cambiantes para mantenerse en el mercado y seguir creciendo.
La sommelier certificada María Eugenia Loria y el chef Mauricio García Hudson se conocieron trabajando en el hotel Montañas Azules de la Ciudad de Mendoza. Después de formar pareja decidieron emprender juntos y hoy ya cuentan con 4 locales gastronómicos:
Ceibo
Terracita Speakeasy
Santa Almacén
Pecador
La particularidad de estos dos últimos es que son bares ocultos (o hidden bars, como se los conoce en el mundo).
Sobre cada uno de estos proyectos conversamos con María Eugenia, quien, además, es docente y secretaria de la Asociación Argentina de Sommeliers.
¿Cómo fueron los inicios de los proyectos gastronómicos en Mendoza?
Arrancamos hace 16 años con “Ceibo”, restaurante a las brasas en la calle 25 de Mayo 871 de Ciudad, frente a la Plaza Italia. Ubicado en una zona rodeada de hoteles, tiene capacidad para 45 personas y está orientado a turistas (mayormente brasileros y argentinos) y a mendocinos. Sin bien la vedette son las carnes argentinas asadas, nuestras empanadas de osobuco al Malbec, también son muy reconocidas”.
A lo largo de estos años hemos pasado por diversas situaciones: remodelación de la calle Italia, pandemia del COVID-19 (en la que estuvimos cerrados durante 9 meses), entre otras, pero hemos logrado mantenernos.
Desde el comienzo llevamos adelante diferentes acciones de promoción: semanas de maridajes, presentaciones de vinos con enólogos y lanzamientos de menús especiales. En nuestra propuesta, la comida y el vino van siempre de la mano y se potencian.
¿Cómo surgió la idea de abrir un bar oculto?
Somos viajeros gastronómicos y recorriendo destinos descubrimos bares ocultos en diferentes lugares del mundo. También llamados “speak easy” (que significa hablar bajito), estos locales nacieron de manera clandestina en la década del 20, cuando corría la Ley Seca en Estados Unidos.
El resurgimiento de esta tendencia en España, Estados Unidos y Buenos Aires nos inspiró a proyectar algo nuevo en Mendoza y hace 7 años inauguramos el primer bar oculto en la ciudad. De esta manera, “Terracita Speakeasy” funciona en la terraza de Ceibo restaurante y está abierto durante la temporada de verano (entre septiembre y abril). Tiene capacidad para 70 personas y solo se puede ingresar con una contraseña que se consigue a través de las redes sociales.
¿Cómo fue la respuesta del público en ese momento?
El impacto fue muy bueno; al comienzo, algo totalmente novedoso e inesperado, sobre todo por la ubicación. Nadie imaginaba que había un bar oculto en plena ciudad y tampoco era tan común el uso de las redes sociales años atrás.
Incluso, hay personas que recién ahora están conociendo la propuesta y se llevan una grata sorpresa.
Contamos con coctelería de especialidad e importantes marcas que nos acompañan como Corona, Príncipe de los Apóstoles y Aperol Spritz.
¿Cómo nacieron los conceptos de “Santa” y “Pecador”?
Hace 4 años y medio decidimos abrir un nuevo negocio en la calle Sarmiento 716 de Ciudad. “Santa” es un restaurante que está abierto todos los días, desde la mañana hasta la noche. Es una propuesta de platos frescos, de temporada, que también cuenta con servicio de cafetería y un almacén desde donde ofrecemos el pan y la focaccia que elaboramos, mermeladas, pastas, alfajores y otros productos regionales.
En esa misma ubicación, todo el año funciona “Pecador”, un bar oculto subterráneo, ambientado en los años 20, con muebles y vajilla de época para disfrutar de una experiencia única. Allí, todos los jueves organizamos un ciclo de música en vivo con artistas mendocinos. Con una entrada de $ 2000 por persona se accede a una copa de vino, a un cóctel de autor y al derecho a espectáculo. Una vez al mes, también desarrollamos fiestas temáticas.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta el sector gastronómico en la provincia?
Postpandemia notamos grandes cambios. Los mendocinos se animaron a salir más y a interesarse por otros lugares, lo que generó nuevas oportunidades.
La reactivación del turismo ha sido fundamental para el sector. Además de los visitantes brasileros y chilenos, sorprende la cantidad de turistas nacionales (de Buenos Aires, Córdoba y Rosario principalmente).
A la vez, estamos ante un consumidor más informado, que conoce sobre vinos y precios. El desafío pasa por generar una experiencia. Siempre reforzamos la idea de atender a los comensales de la misma manera que lo haríamos con nuestros familiares o amigos.
¿Cómo esperan cerrar el año?
2022 ha sido un buen año para nuestros emprendimientos gastronómicos y esperamos cerrar con un índice de crecimiento. Además, estamos trabajando en un nuevo proyecto que unirá la gastronomía y el arte.
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