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Cómo pasar de startup a unicornio


Errores en los que no debe caer un emprendedor que comienza a vender su idea a inversores. Algunos buscan más el pelotazo que el desarrollo de un proyecto real.


Desde hace unos días, España tiene un nuevo unicornio dentro del mapa emprendedor: la startup catalana especializada en software para gestionar los recursos humanos en pymes, Factorial, ha cerrado una ronda de financiación de 120 millones de dólares (123,5 millones de euros), en una operación que le ha otorgado un valor de 1.000 millones de dólares (1.029 millones de euros). Uno más dentro de lo que María Benjumea, fundadora y presidenta de Spain Start Up-South Summit, de un ecosistema necesario para hacer de España una nación emprendedora, para la que es necesario que los gobiernos faciliten el desarrollo y el crecimiento, garanticen la competitividad, algo que parece que dará su fruto a través de la Ley de Startups, que incluye medidas fiscales, elimina trabas burocráticas y flexibiliza trámites para fomentar la creación y la inversión en empresas emergentes de base tecnológica, a la vez que se incluyen medidas para atraer y recuperar el talento internacional y nacional.


Los grandes colosos empresariales no nacen de manera espontánea. Tienen un germen y han superado diferentes etapas, en las que cada vez interviene más gente, hasta tener éxito. Hay ejemplos, tal y como detalla el experto en inversiones Manuel López Torrents en su libro SuperFounders de las grandes unicornio españolas (Editorial LID): el caso de la tecnológica Devo, que al igual que Apple, Google o Yahoo, nació en el garaje de su fundador, Pedro Castillo, ex responsable de seguridad de Bankinter, que desde allí ideó la creación de una startup de análisis de datos, o el del mismísimo Amancio Ortega, que desde una camisería de A Coruña, siendo aprendiz, concibió un nuevo modelo de negocio que acercara la moda de los diseñadores a la gente de la calle.


O el de MásMóvil, que revolucionó el mundo de la telefonía, y reinventó el modelo de negocio favoreciéndose de las redes desplegadas por otros operadores. No es fácil, apunta el autor del libro, ya que un emprendedor es un poco inconsciente, un soñador al que le recomiendan que se busque un trabajo en condiciones. Una de las dificultades es la falta de engranaje de los mecanismos de financiación de este tipo de proyectos, aunque algo se ha mejorado sobre todo en los años de necesidad casi desesperada de inversiones alternativas en el mundo de los tipos de interés a cero.


Por tanto, la startup puede ser una alternativa para obtener rendimientos. El primer paso es buscar financiación dentro del entorno de la familia y los amigos, o una subvención. “El principal problema empieza en el levantamiento de capital ya de un modo serio”, explica el abogado Juan Zabía, experto en el mundo emprendedor. Al principio es costoso, cuesta arrancar el dinero. También es cierto, aseguran los expertos, que muchas empresas pueden morir si obtienen demasiado capital inicial, ya que obliga a dotar a la empresa de estructuras no vitales. Conseguir dinero es algo así como una partida de póquer, hay que seducir al capital, siendo consciente de que los planes de negocio y los análisis previos nunca se cumplen, siempre se alargan. Y lo que estaba previsto que se recupere en cinco años puede demorarse hasta los diez. La seducción es vital, así como la capacidad de empatía del dueño de la idea: el inversor necesita entender con claridad el proyecto antes de confiar su dinero. Y es aquí donde se pone de manifiesto el complicado, y parece que nunca bien resuelto plan de crecimiento, ya que en ocasiones, el emprendedor es bueno para lanzar un proyecto de cero a cinco, pero no lo es para llevarlo a la siguiente fase, de cinco a 50. Porque ya no se trata de una buena idea, sino de esbozar un correcto despliegue de la inversión.


Empiezan a entrar en juego otros elementos, como la comercialización, el marketing, el control financiero, la comunicación, la opción de salir a Bolsa o la asimilación del crecimiento.

Otro elemento de discordia es la difícil convivencia entre los desarrolladores técnicos de la startup y el capital. Por ello, es importante el desempeño de la comunicación externa para expandir las maravillas del proyecto, pero también es fundamental la comunicación interna entre el capital humano y el financiero.


Hay un riesgo que acecha, una vez se ha alcanzado la fase intermedia, y es el ansia por dar el pelotazo. En el mundo emprendedor, destaca López Torrents, hay ahora mismo mucho capital oportunista que busca el pelotazo, no el desarrollo de proyectos reales. El proceso se complica en la siguiente fase: cuanto más capital aportan los inversores, menos participación tienen los fundadores. Las rondas de capital merman el protagonismo de estos, a los que la mayoría no les gustan las decisiones que toman los financieros. Pero es cuestión de supervivencia. Y hay varios sectores con potencial de crecimiento, como el de la salud, el foodtech, el inmobiliario, la industria, la sostenibilidad y la economía circular, así como las fintech, las soluciones educativas digitales o el software digital.

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